Antes de la elaboración de este alfabeto, los griegos empleaban un silabario para la escritura, llamado sistema lineal B, utilizado en Creta, y zonas de la Grecia continental como Micenas o Pilos entre los siglos XVI a. C. y XII a. C. Los fragmentos conservados en lineal B están escritos en lo que parece una versión primitiva de los dialectos arcado-chipriota y jónico-ático, un dialecto llamado micénico. El lineal B se desarrolló a partir de un silabario anterior, llamado Lineal A, empleado para escribir el idioma eteocretense, una lengua proto-indoeuropea hablada por los nativos cretenses antes de la invasión griega de la isla, y no representa del todo correctamente la fonética del dialecto micénico. Ésta y otras razones llevaron a su abandono y al desarrollo de un alfabeto completamente nuevo.
Adaptación del fenicio
Se cree que el alfabeto griego deriva de una variante del fenicio, introducido en Grecia por mercaderes de esa nacionalidad. El fenicio, como los alfabetos semíticos posteriores, no empleaba signos para registrar las vocales; para salvar esta dificultad, que lo hacía incompleto para la transcripción de la lengua griega, los griegos adaptaron algunos signos utilizados en fenicio para indicar aspiración para representar las vocales. Este aporte puede considerarse fundamental; la inmensa mayoría de los alfabetos que incluyen signos vocálicos se derivan de la aportación original griega. Además de las vocales, el griego añadió tres letras nuevas al final del alfabeto: fi y ji, para representar sonidos aspirados que no existían en fenicio, y psi.
Ya en época clásica algunas letras desaparecieron del alfabeto; la digamma, que adaptaba la vav fenicia, se utilizaba sólo en algunos dialectos occidentales, y desapareció antes del período clásico; la san, homófona con sigma, fue desplazada por ésta última; la qoppa, una adaptación de la kof fenicia cuyo sonido —una explosiva uvular— no existía en el griego.
En la región de Jonia se desarrolló un sistema de numeración en el que cada letra representaba un número. Las letras que dejaron de usarse en el alfabeto (digamma, san y qoppa) se conservaron en el sistema de numeración, y para completar la serie de las centenas se introdujo además la letra sampi. Estas letras se volvieron obsoletas mucho antes de que se desarrollara la forma minúscula de escritura; las formas minúsculas de digamma, qoppa, san y sampi son inferencias reconstructivas a partir de formas manuscritas en su uso para la numeración. Si bien responden a hipótesis muy robustas sobre el uso de la grafía, están sólo parcialmente basadas en el uso histórico; para el valor numérico de digamma (6) era mucho más común escribir la combinación στ o la forma ligada esto se denomina alfabeto griego.
http://es.wikipedia.org/wiki/Alfabeto_griego
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